lunes, 10 de octubre de 2011

10000

Otro de esos relatos cortos que me marco por lo torero que soy. Hoy de nuevo, hablamos de aviones, aunque no es un relato aparte, sino una pequeña mirada al futuro de lo que me espera por escribir.


Por cierto, llamadme pesao. Pero vuelvo a poner el hilo en el que busco dibujante: http://www.subcultura.es/foro/viewmessages/1767








- ¡Carter, vigila tu espalda! - Bill zigzagueaba buscando la cola del enemigo que intentaba abatir a su punto. - ¡Que lo tienes detrás joder!
El japonés era extraordinariamente hábil, tanto que era capaz de evitar su mira sin dejar de acertar en el Hellcat al que perseguía. Por suerte, el avión americano era lo suficientemente resistente para aguantar un castigo severo. Y lo que propinaba aquél Oscar, no se lo podría considerar severo, al menos, en comparación.
Su punto hizo medio tonel y picó, seguido muy de cerca de su acosador. Bill, los siguió inclinando la palanca hacia adelante, con la cabeza a punto de estallarle por la fuerza G. Por fin, consiguió enfilar al enemigo y pulsó brevemente el gatillo. Seis ametralladoras del calibre cincuenta tronaron a la vez, impactando todas en el avión objetivo, que se encabritó de pronto y estalló violentamente. Bill sonrió con guasa.
Ahora, con su punto más tranquilo y prácticamente intacto, a excepción de agujeros en el fuselaje, se permitió recuperar la horizontalidad y la sangre en el resto del cuerpo. Estaba ligeramente mareado porque se le había roto la presilla de la máscara de oxígeno y a diez mil pies podía resultar mu incómodo. Se la ató como buenamente pudo y verificó que Carter le seguía.
Frente a él, se desplegaba un aspecto dantesco, con aviones subiendo y bajando, mientras se disparaban. Explosiones negras y ristras de balas llenaban aquél cielo que en otra época había sido limpio y azul. Un Corsair pasó por su lado ardiendo, mientras escuchaba a su piloto gritar, tratando de abrir la cabina, en vano. Se estremeció y se tocó el lado quemado y mutilado de su cara. A continuación miró los retratos de su mujer e hijo. Ella lo esperaba en Boston, intranquila. Él, se encontraba en inglaterra, volando y combatiendo al Huno. Rezó para que estuvieran hambos bien.

Algo grande pasó a su lado, seguido por otro. Eran bombarderos en picado, que se dirigían a bombardear el poortaviones estadounidense al que protegía.
- Carter, vamos a ganarnos el pan. - Realizó medio tonel y esperó un momento antes de picar. - ¡Cuenta tres y sígueme!
Aceleró con violencia, porque aquellos Val iban demasiado rápido. Apuntaban ya al buque aliado, a pesar del denso fuego antiaéreo que desplegaba. Bill mentalmente les reconoció el mérito. Había que tenerlos muy grandes para tratar de morder semejante filete.
La velocidad aumentaba y su Hellcat pedía más. Aquello estaba siendo endiablado. Disparó al más cercano, que se incendió casi inmediatamente. Éste le disparaba a través del humo, sin variar su rumbo. Dos disparos entraron en la cabina, pero no le hirieron. Dios debía estar mirando. Disparó una nueva ráfaga, destinada al centro del aparato. No notó nuevos daños, pero algo ocurría, porque el Val mientras descendía cambió de rumbo bruscamente hasta quedar boca abajo. Decidió dejarlo.
El último era más persistente. A pesar de los numerosos daños, no conseguía derribarlo. Su artillero estaba acertando todos sus disparos, pero no le importó. Algo le decía que aquella bomba no debía de llegar hasta su destino. Volvió a disparar.
Justo cuándo oprimía el disparador, la bomba se soltó. Pero las balas reventaron el ala izquierda del avión, que giró en el sentido opuesto. Bill ya comenzaba a remontar cuándo vió que el ala derecha se estrellaba contra la bomba que apenas se había desepegado.
Atravesó la bola de fuego estirando de la palanca a fondo, sin tener muy claro qué haría si entraba en pérdida a aquella altura. El motor hizo un ruido extraño y a través de la neblina y su destrozado parabrisas, las palas agujereadas frenaron. Un hilillo rojo le caía por la cara.
Revisó las alas. Estaban echas papilla, pero aguantaban a pesar de todo, aunque temblaban horriblemente. Avanzó en parada, buscando alguna zona apropiada para amerizar con seguridad. Todo era azul, arriba y abajo y aquello le molestaba.

- Carter, voy a caer al lado del porta, hazme el favor.
- Tranquilo jefe, le cubro.
Bajó la palanca suavemente, para adquirir velocidad. Intentó realizar el giro largo que había pensado usando los pedales de dirección, pero no respondían. Probablemente la cola estuviera muy tocada. Pudo ver la proa pasada a tiros, en la que caía alguna bomba. Sonrió al descender poco a poco. Cada vez tenía menos velocidad y el agua estaba más cerca que nunca. Alguien disparó en su dirección, impactando las balas en el fuselaje maltratado. Levantó el morro ligeramente y se estrelló en el azul.

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