jueves, 3 de noviembre de 2011

Promo de Reissig: Memorias.

Bueno, de nuevo estoy con la coña de que no puido dormir, aunque es relativamente pronto... En fin, he decidido pasar de libreta a pc lo que llevo escrito a mano y de paso meter una pequeña promo de lo que será el climax final del primer capítulo de la novela por entegas que estoy escribiendo via foro. Os adjunto un enlace por si queréis echarle un vistazo, aunque estoy pensando en reescribir las 30 primeras páginas, porque no me cuadran con el estilo que uso y al releerlas me entran vomiteras.
http://swgesp.com/joomla/index.php?option=com_kunena&Itemid=70&func=view&catid=43&id=1004
Ahí encontraréis un enlace con el pdf que lleva el tocho y las últimas actualizaciones. Aunque hay más, lo único que ha visto la luz es eso, un spinoff que me está costando seguir y un libro de cuentos y relatos cortos, centrados en la vida del protagonista, destinados a desenmarañar su pasado. Están en ese mismo apartado del foro.

En fin, allá va la promo:




La nube terrosa se desvanecía poco a poco sobre el inmenso desierto de arena, que lanzaba destellos plateados de vuelta al conglomerado de estrellas. La relativa paz que había quedado estaba turbada por una escena de batalla. Leales y rebeldes combatían con todos los efectivos disponibles, en la mayor batalla que haya presenciado el planeta. La artillería retumbaba y los cazas rugían en combate sobre el cielo ahora despejado de la tormenta de arena, pero plagado de figuras que se perseguían y de los impactos de la antiaérea. Aunque la capacidad técnica de los rebeldes era impresionante, los leales al tirano disponían de más y mejores fuerzas y se notaba en el curso de la batalla. Cedían terreno poco a poco, rezando para que el plan se desarrollara como debía.

De los restos de la nube terrosa aparecieron destellos verdes, que la iluminaban fantasmagóricamente. Rayos verdes alcanzaron las posiciones leales y explotaron. Algo pulsaba en el aire con gran estruendo. Cuándo los mandos de ambos bandos miraban en aquella dirección para discernir qué estaba ocurriendo, una punta blanca y afilada apareció, rugiendo sus turbolásers y enviando andanadas brutales. Toda la fragata apareció tronando sobre el desierto, decidido a descubrirse y abandonar el escondite que le proporcionaba aquella perturbación atmosférica. Una enorme nube de vapor comenzaba a formarse alrededor, producto de los sistemas de refrigeración de las armas.

- Que todas las baterías mantengan el fuego a discreción. No quiero que lo olviden. - Sonrió el capitán, mirando el extenso campo de batalla que se extendía más allá del puente del Infranqueable. - La primera batería sin embargo la quiero bombardeando puntos clave. De momento, que ambos lados disparen a la artillería enemiga, hasta que dispongamos la posición de su puesto de mando.
- Si señor.
- Ponga rumbo 3.03, avante media. Cuándo estemos a mitad camino de su artillería pase a avante poca. - Miró el horizonte y frunció el ceño. - Repulsores, que no lo tenga que hacer yo todo. Perdemos altitud. Corregid.

La proa se elevó ligeramente, mientras la primera batería disparaba sus pesados turbolásers. Todavía nadie había intentado dispararles, estupefactos por el espectáculo que ofrecía la fragata. Algunos no se creían lo que veían y otros directamente lloraron al presenciar algo que no creían posible. El Infranqueable se movía elegantemente por la atmósfera de aquél planeta con gran facilidad y sus disparos eran certeros.
El mando rebelde sonrió esperanzado. El plan estaba saliendo tal y como se había planeado.

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