domingo, 29 de enero de 2012

Anuncio para los lectores: ¡Segundo Aniversario de la Senda del Aventurero!

Os dejo el relato primero (y dos enlaces), para los que simplemente leéis. Muchas gracias por vuestra silenciosa presencia. Aunque no lo creáis, anima mucho a seguir. El resto de la entrada, está debajo de lo que sigue, hacia el final:
Concurso por el segundo aniversario.



Un Ford A verde oscuro avanzaba a toda velocidad por las calles de Valencia. En su interior, al volante, Bill Red maldecía levemente, mientras esquivaba los coches de la estrecha avenida. A su derecha, rezando a todo un panteón entero, Guillermo se agarraba al salpicadero, consciente de lo inútil de su gesto. En el asiento trasero, sin inmutarse demasiado, el Tigre Cheko, de nombre Lykaios sonreía por la discusión que mantenían los de delante.
- ¡Relájate un poco! - Entre la súplica y la órden, el jóven esperaba que sirviera de algo. - ¡No llegamos tarde!
- ¡No gracias a tí, señor lentitud! - Las farolas anaranjadas iluminaban su deforme semblante, dándole un aspecto todavía más espeluznante. - ¡Has tardado mucho en bajar!
- Da igual lo que haya tardado, sólo relaja la velocidad. - Señaló hacia la derecha, indicando la dirección. - Es por ahí, ten cuidado, que aquí no respetamos... ¡Oah!
Había dado un bandazo cuándo un Ibiza fluorescente les pasó precisamente por el lado al que se desviaban. Bill insultó en tres idiomas distintos mientras giraba, mientras Lykaios miraba por la ventanilla, haciendo lo propio en otros tres.

El vehículo avanzó con calma hasta un hotel en las afueras, de amplia entrada y aspecto moderno, donde contrastaban varios caballos, atados a las vallas de forma improvisada. Aparcaron cerca de la puerta y los tres ocupantes dejaron ver que vestían de gala.
- Guillermo, mal asunto si hemos llegado tarde. - Comentó el Tigre mientras se ajustaba la corbata y se calaba el bombín, bajo el que destacaba su plateado cabello. - A Icusagora le molesta enormemente la falta de puntualidad, casi tanto como a mí el estar muerto.
- No me perdonarás que no hiciera de tí otra serie que no fuera a seguir en meses por falta de ganas o inspiración adecuada. - Lo miró el autor con un cierto aire de resentimiento. - Y que sepas, que eso te da caché.
- Como si lo disfrutara.
Antes de poder entrar, un rayo amarillo llegó hasta allí. Folgore flotó ligeron antes de tocar tierra y saludarlos.
- Veo que he llegado a tiempo. Ha habido un accidente en la pista de Silla y era posible que me tuviera que quedar.
- Al menos aquí estás. - Se llevó una mano al cuello, como indicando algo. - Gracioso lo de la pajarita.

Apenas llegaron al vestíbulo, un estruendo llenó el aire de la noche, que vibró salvajemente, mientras una nave de unos cuarenta metros sobrevolaba la zona, antes de posarse pesadamente en el aparcamieno de enfrente.
- Es el Falange. Reissig ha venido y casi seguro que con la mitad de la población galáctica. - Se giró hacia Bill, que encogía los hombros. - ¿Se puede saber quién los ha invitado? La idea es que sólo vinieran los habituales de la Senda.
- A mí no me mires, yo no controlo ésas cosas. De hecho, todavía no tengo muy claro cómo he sido capaz de llegar hasta aquí.
- Y recogerme a mí en el camino. - Terció Lykaios, sonriente.
- He sido yo.
Se giraron hacia la figura que les saludaba desde atrás. Iba vestido de negro y plata, con algunos sencillos bordados, que representaban una estrella de cuatro puntas. En su cintura colgaba un laúd de cerezo y en la vaina estaba la espada. Vïlem sonrió al sorprendido autor.
- No creo que tengas inconveniente, que al fin y al cabo, todos aquí somos hermanos. Bueno, en parte.
- ¿Cómo...?
- No debería sorprenderte ya, la verdad. - Se giró hacia la sala dónde el resto de invitados ya comenzaban a picar la comida. - Vamos, es una fiesta y no tengo ganas de perdérmela.
Bill se encogió de hombros y dió alcance al aventurero. El Tigre no pudo dejar de sonreír antes la cara de idiota del joven, que se giraba para mirar de nuevo a la puerta de entrada al hotel para ver cómo llegaban el resto de personajes. En la sala de celebraciones, podía escuchar las risas de Hoplas e Ira, que parecían compartir el gusto por la bebida fuerte.
Poco a poco, saludábanse todos, los que se conocían y los que no, incluyendo al psicópata Él, que estaba bajo la atenta vigilancia de Vïlem, mientras que Reissig comentaba con Alejandro las mejores maniobras para zafarse de un caza en gravedad cero.
Todos se juntaron para la foto, recordando los pobres y humildes inicios de sus respectivas aventuras. Y de cómo había ascendido la población del pequeño blog, merced siempre de los lectores, que animaban a aquél joven con delirios literarios a seguir escribiendo, aún así le sangraran los ojos.
El pasado 17 de enero, la Senda del Aventurero cumplía dos años de publicación más o menos semanal. Lo que comenzó en un inicio para albergar un relato que se llamaría "Las increíbles aventuras de Icusagora Riel" y que tendría un sabor de un folleto típicamente decimonónico y algo steampunk, ha acabado siendo un blog de historias de aventuras, con varios títulos de diferentes géneros y temáticas, entrevistas a autores online (siii, lo tengo parado, pero ya sabéis lo que me pasa con el pecé desde hace meses). He crecido mucho y mejorado también. He alcanzado objetivos que no creí que pudiera y me lee más gente de la que jamás pensé que lo haría. Incluso he aparecido en una quedada, a pesar de mis remilgos y carácter (de la que por cierto, saqué un genial dibujo del aún más genial Litos y que tengo que escanear, aunque me da que me toca echar mano de cámara).
Incluso me ha dado la desfachatez de organizar un concurso (y como imaginaba, no ha tenido alcance (arriba están los enlaces)) y eso que tanto no se me conoce. Así tengo el ego.

Así que nada más que deciros a todos que muchísimas gracias por leer los desvaríos de éste humilde escritor. No os podéis imaginar la ilusión que le hace a éste menda vuestras visitas, comentarios y demáses.

Independientemente de cuándo termine el mundo, éste blog seguirá en la trinchera, acompañado de la Senda del Interrogador, todo el tiempo que se tercie.

Un saludo a todos y muchas gracias!

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