domingo, 18 de marzo de 2012

Odio las Fallas.

Siento el tochazo, pero vengo con tecla caliente y me voy a desahogar con vostros. Espero que no os importe y a algunos os hagan ver cómo los ancianos como yo vemos ésta fiesta de los cojones:


Estamos por fin a 18 de marzo y sólo queda hasta mañana por la noche de ésta puta tortura. Ahora mismo Valencia es una zona de guerra, un territorio comanche en el que se escuchan explosiones lejanas (o cercanas), algún grito y la sensación de que alguien te observa.

Ni en casa estamos a salvo (vivo en una calle amplia que por fortuna no se puede cortar, aunque no desaprovechan la oportunidad de despertar al vecindario a las 5 de la mañana con una buena traca). En la de un amigo, hasta las 6 de la mañana aguantan que les vibren los cristales por la brutal verbena que montan los del casal que tiene justo abajo. Y no es que la monten dentro de su recinto, sino que en plena calle, con una carpa enorme ocupándolo todo.


No es sólo la falta de sueño lo que nos atenaza, sino la de movilidad. Hay días que a ciertas horas sólo apetece volver a casa y dormir. Ya es un dolor de cabeza circular y aparcar por el centro, pero que a una buena distancia, nos tiremos 20 minutos extra buscando una calle libre para volver a casa, clama al Cielo. Porque directamente, es imposible moverse en coche por Valencia durante más de dos semanas, gracias a que las fallas, por pequeñas e insignificantes que sean, han de cortar como mínimo una calle. Y cada tres calles hay una (Nótese que Fallas son las fiestas mientras que falla o casal se trata de cada entidad plantadora de carpa, falla (infantil y normal), verbena o mascletá o lo que se tercie).


Yo pensaba que mi forma de pensar, tan en contra de una fiesta que antes hasta disfrutaba, era cosa rara y resulta que no. Cada vez encuentro a más gente afín, que trata de darse el piro durante la semana fallera (la semana más larga del año, pues son más de 7 días realmente), para no aguantar a los gilipollas locales y a los foráneos, que llenan la ciudad, tiran petardos, se emborrachan y arman guirigay a todas horas con la siempre temible excusa de "estamos en fieshta!".

Además, de un tiempo a ésta parte, los actos vandálicos contra los gargantuescos monumentos son cada vez más comunes. Dejando a un lado que hay gente que es bestia tanto de fiesta como en la vida normal, ésto me demuestra que cada vez la gente está menos dispuesta a permitir los desmanes de cada falla, generalmente amparados por la ley. Pedir un permiso de carga y descarga en una zona de densa circulación es una odisea, pero pedir cortar dos calles durante 10 días, es algo más que
factible si lo haces por la fiesta.

No quería alargarme, pero ésto de tener un blog es liberador. Estoy soltando toda la inquina y el odio que se me mete en el cuerpo por éstas fechas y sigo que estoy en racha.


Cómo si no fuera poco, aún hay que aguantar a los simpáticos que no contentos con cortar tu calle, quitarte zona de aparcamiento para poner su carpa, colocar una falla monstruosamente fea y que tal vez esté demasiado cerca de tu ventana y te achicharre las persianas (he visto arder toldos, persianas, carteles y hasta ropa tendida que alguien se había olvidado).. Aguantar sus verbenas, que hacen vibrar los cristales y que te obligan a hablar a gritos en tu propia casa hasta casi el día siguiente y a veces hasta el día siguiente, aguantar sus petardos, sus gritos y el olor a barbacoa que hace que gotee cualquier colmillo. Además de todo éso, tienen la DESFACHATEZ de ir pidiendo dinero casa por casa (cosa que generalmente hacen las menos pudientes, sólo faltaba), diciendo la mágica formula de: "pero si es su falla!" cuándo con cara incrédula niegas con la cabeza. Si, claro. Por éso tengo paso franco en la carpa que montáis. Por éso sois tan amables de invitar a un bocata, claro claro. Segurísimo. Hubo un año, que un amigo, acérrimo fallero, era el presidente infantil de tal falla. A su hermano, le hacían pagar un bocata de fiambre 100% carrefour, a pesar de que ambos pagaban las cuotas y a la hora de rascarse el bolsillo para el bien de la falla su madre había apoquinado lo pertinente. Por éso no suelto ni un puto duro para la falla.


El año que viene me voy con viento fresco. A Madrid, por ejemplo, que viendo la cantidad de chulos mesetarios que vienen, aquello andará vacío (con todo el cariño a los habitantes de la capi, que sois unos cuantos).

2 comentarios:

  1. Buenas, mi yo maligno ha disfrutado mucho leyendo la entrada.
    Yo soy de Madrid pero de familia en Valencia, y solo pase unas fallas y termine de un saturado...
    Casi toda la familia se larga, y este año que Ki estaba alli empeñado en que fuese pero dije que que ya habia estado y pasaba.
    Uno de mis primos que tenia obligacion de ir a las fallas estaba de un quema'o...
    Le dire a Ki que lea la entrada, a su regreso, se va a partir el culo.
    Y aqui en la capital te aceptamos

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    1. Jejejeje. Con una vez que se pasen, es más que suficiente para saber que no es necesario volver.
      Yo todos los años busco alguna forma de huir... Pero no siempre se puede. Un saludete compañero.

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