lunes, 23 de abril de 2012

Folgore X.


Ayer estuve mirando fechas y resulta que hace un maldito año que no actualizo Folgore. Disculpad la tardanza para los que os gusta el super más maltratado en su corto periodo en activo.  Así que después de un añazo y un intento de guión, Folgore vuelve, durante una semana de actualizaciones diarias.
¡Mañana más!





De nuevo en manos del médico. Esta vez había hecho más preguntas, porque las costillas rotas de antes, se habían vuelto a fracturar y además las  acompañaban otro par más, para sorpresa del profesional.
– ¿Sabe que no debería inyectarse morfina por su cuenta verdad? – Le echó un vistazo calmado a una de las quemaduras del brazo. – ¿Cómo demonios se las ingenia para causarse éstas lesiones?
– ¿Tiene secreto profesional y todo eso, verdad? – Preguntó Klaus, escocido. – Vamos, nada de lo que le diga saldrá de aquí ni se lo irá contando a nadie. ¿Verdad?
– Sí, sí claro. Naturalmente. – El doctor estaba sorprendido, mucho. – ¿Qué le ha ocurrido para ponerse de ésa forma?
– Bueno… Me he corrido una buena juerga y en un despiste he salido a esquiar y me he caído…
– Pero las quemaduras… – Lo interrumpió el médico.
– No, ahora voy a eso. Salí a esquiar y me caí, pero iba desnudo. Y bueno…
– Joven, no trate de engañarme, ésas quemaduras no se las ha hecho la nie…
– Déjeme terminar, por favor. – Lo interrumpió a su vez el millonario joven, algo irritado. – Resulta que después, cómo por lo visto tenía frío, me he tumbado contra una estufa, de ésas altas que hay para una sala grande. Ya sabe.
– Pero no es posible que una estufa…
– Oh, vaya que sí. Con la caldera a tope y el dial a la máxima temperatura aquello quema cómo el maldito diablo.
– Esto que me cuenta es más plausible. – Recogió sus trastos, antes de salir de la sala. – Bien, me tengo que ir. Si me necesita de nuevo, ya sabe cuál es mi número. Repose o habrá que abrir para reparar adecuadamente. Y en ése caso, necesitará un maldito hospital.
– Tranquilo, seguiré sus consejos al pie de la letra doctor Hauptmann. Ser bueno y tranquilito es algo que me apetece mucho ahora mismo.  – Sonrió el joven, con el torso rígido por un corsé ortopédico, que le molestaba enormemente. – Creo que simplemente me sentaré a ver la tele.
Estuvo pensativo un buen rato. Pensaba sobre la bestia aquella, que evidentemente había tratado de matarlo a él y que no le importaba morir para conseguirlo. Eso no sugería nada bueno, pues era la segunda similar que se encontraba desde que se había puesto en activo hacía ya seis meses. Y durante al menos dos semanas no iba a poder ponerse el traje sin ayuda, mucho menos combatir el crimen o investigar aquello. Al menos, descansaría de todo aquello, aunque el vuelo le relajaba mucho, siempre podría dedicarse a otros menesteres.

– Sí señor, claro. – Kurt respondía sorprendido a su jefe, que no solía llamar fuera de horario laboral, para no molestarles nada más que durante el trabajo. – Espero que se recupere rápidamente. Lleve cuidado, aunque es potente, no creo que lo convierta en alguien invulnerable. Sí, seguiremos con la mejora de prestaciones, déjelo en nuestras manos. Adiós, buenas tardes.
El científico colgó el inalámbrico con cara de preocupación. No había sido nunca muy leal con sus jefes, pero ninguno le había pagado cómo le pagaban ahora. Y desde luego no habían incluido en el contrato aquella magnífica casa cerca del lago de Lugano. No, ninguno le había proporcionado aquella tranquilidad monetaria, ni lo había tratado con aquél respeto, entre el de jefe comprensivo y joven impresionable.
Se sentó en el sillón. A su derecha, un viejo manual de tácticas alemanas durante la Segunda Guerra Mundial. Lo abrió por la página marcada, en la que se detallaba la conocidísima Blitzkrieg. Había subrayado la palabra “Blitz” y en el papel estaba elaborado un boceto de algo grande y humanoide. En un lateral, una oración rezaba: “Muévete como el rayo y golpea como un trueno”.

3 comentarios:

  1. Bueno, bueno, Folgore regresa con fuerza, ¿eh?

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    1. Así me gusta verlo, aunque esté roto por varios sitios (yo y mi manía de ilustrar heridas de verdad).

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  2. Genial, la hora de los comentarios no tiene nada que ver con la hora real. Y la configuración es correcta.

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