sábado, 21 de abril de 2012

¡No pares! ¡No mires atras! ¡Sigue corriendo! 2 (2 de 3).

La encuesta sigue en la portada del blog, a la derecha.  De momento gana Icusagora Riel, por un voto.
Os quería decir, que igual os parece un poco ególatra que mi apodo, seudónimo o como prefiráis sea el mismo que el nombre del personaje. Como ya he comentado alguna vez, es un fanfic de Star Wars y el protagonista es el personaje que me hice en el Star Wars Galaxies, que evidentemente es el mismo. En fin, continuemos con la segunda parte:


El estruendo de la lluvia era mucho más ensordecedor ahora, inlcuso excesivo a pesar de las habituales densas precipitaciones del planeta. Tenía incluso un silbido de fondo un tanto desagradable que le molestaba en los oídos. Todo ésto le hizo pensar si no había cometido un error al saltar, confiando tan ciegamente en su maestro y en la Fuerza. Al fin y al cabo, la Fuerza hace cosas que no mucha gente puede, pero aquello es excesivo.
Un punto de pánico, en apenas dos segundos de viaje sobre el vacío, antes de que la gravedad lo atrajera con un suave tirón. Sin embargo, notó un tirón en el brazo, y un amuento significativo del estruendo de la espesa lluvia. Abrió los ojos, asustado por los acontecimientos.
Jeriaebrek, su maestro, lo sujetaba de la muñeca con facilidad, con la moto ladeada, tratando de controlarla en plena tromba de agua. Sonreía, satisfecho de su alumno, pues le había echado bastantes huevos al asunto, a pesar de la absoluta tontería. Con un gruñido le ayudó a encaramarse y se dirigió para aterrizar al otro lado, momento en el que tomó conciencia de lo empapado que estaba. Lo había seguido con cierta preocupación y no había notado que el agua lo había calado completamente, a pesar del grueso impermeable, que solían llevar los colonos desde hacía mucho tiempo. Vilem boqueaba todavía conmocionado por el susto al saltar y se agarraba a la cintura de su maestro con fuerza mientras la moto se desplazaba con calma.
Chapoteó el alumno en el barro al bajar de un salto, todavía con cara de susto. Se dobló sobre el vientre y vomitó lo que había desayunado unas horas antes, mientras las lágrimas por el esfuerzo le corrían por la cara empapada, mezclándose con la lluvia que caía implacable.
- ¿Maestro? - Dijo, al fin, cuándo dejó de dar arcadas. - ¿No se suponía que tenía que confiar en la Fuerza y todo eso?
- Por supuesto, pero la Fuerza, aunque nos envuelva y nazca de nosotros, sigue siendo un elemento pasivo. - Sonrió, mientras sacaba una manta impermeable y se la daba. - Igualmente, me ha costado seguirte sin que te dieras cuenta y con ésta lluvia cuesta un poco maniobrar, así que en parte sí podría decirse que es cosa suya.
- ¿Entonces...? - Comenzó a preguntar, con esperanza, mientras se envolvía en el calido abrazo de la manta. - ¿He completado la instrucción?
- ¿Completar? Nunca se completa, pues siempre hay cosas que aprender. - Jeriaebrek le indicó que se montara para volver a casa. - Volvamos, que vas a coger una maldita pulmonía. ¿Te ha molestado el brazo?
- No, no duele. Tengo una sensación extraña, por la humedad, pero no duele excesivamente. - Se sentó tras su maestro, cuidando del brazo curado, cómo si temiera romperlo de nuevo. - Si no he completado la instrucción, ¿no podré salir?
- Hijo, estás en tus últimos momentos bajo mi tutela directa. - Suspiró, mientras conectaba los repulsores, que silbaron de forma característica. - Expresaste tu deseo de partir a conocer la galaxia y ha ganarte la vida como bien supieras, y te lo has ganado. Mañana, si todo sale bien, partirás con Ilvael y él te enseñará lo que necesites para sobrevivir allí fuera.

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