jueves, 27 de septiembre de 2012

Hoy toca política.

Sé que mi anterior entrada no ha desaparecido de la portada de subcultura, pero hacen ya casi veinte horas, así que espero que no haya problemo.

Generalmente no doy mi opinión sobre política. De hecho, no voy a darla. A quién vote o deje de votar no es en absoluto tema para un blog literario o cómo prefiráis llamarlo. Pero sí que voy a opinar de la forma que se tratan las opiniones políticas en este país.

Es curioso, porque hace poco recibí la respuesta de un menguado, que debió entender lo que no era, porque me insultó a mí y a parte de mi familia de muy malos modos hace unos meses, cuándo defendí la libertad de un amigo de expresar su opinión y castigué su forma soez de expresar la suya. La cosa no fue a mayores, simplemente argumenté una respuesta y meses después me ha respondido, igual de reaccionario que al principio. Después de reportarlo a Feisbuk (interesante, porque se la suda que lo reporte, símplemente me aconseja darle al botoncito de no mantener comunicación y ya (la otra opción que me da (acoso) es la de llamar a las autoridades y me parece excesivo)), estuve pensando algunas de las cosas que vais a leer. Ahora, después de leer acerca de una opinión dada y la forma de tratarla, me he decidido.

Últimamente estoy viendo una tendencia a reaccionar violentamente contra opiniones de distinto sentido al que nos gustaría que la gente siguiera. Si alguien no piensa cómo nosotros, lo insultamos, vejamos, perseguimos y amenazamos de mil maneras distintas. No es por supuesto el caso de todo el mundo, pero empieza a ser más general de lo que me gustaría y me hace recordar fechas pasadas, en las que la gente se tomaba estas cosas así. Y luego perseguía a antiguos amigos por haber levantado el brazo de una forma o de otra. Además, parece que no hay un punto medio, o se es de un lado, o se es del otro, sin poder quedar en tierra de nadie, como siempre he pretendido. Si comentas tímidamente que cada cuál tiene derecho a expresar lo que le de la real gana, te tachan de lo contrario a lo que el "vengador justiciero" considere que es. Si él es blanco, tú negro; si él es negro, tú blanco.
Comienza a asustar ver comportamientos tan extremistas en personas a las que en cualquier otro momento podrías considerar como adultos responsables y civilizados. Una vez ví una discusión sobre si una tortilla española debía o no llevar cebolla (yo me declaro anticebollero es este concreto caso) y los adultos que me doblaban la edad casi acaban a guantazo limpio. Qué no haran, me dije, por un ideal, si deciden que es el que ha de prevalecer sobre los otros, o más bien, sobre las tumbas de los otros.
España (hablo sobre mi país, pero estoy muy seguro que puede trasladarse a otros países de habla hispana, que al fin y al cabo, somos todos hermanos y primos) es un hervidero de violencia desde hace mucho, sin necesidad de meter la política de por medio. Entiendo que es sólo otra excusa para dedicarnos a lo que nos ha unido realmente a lo largo de los siglos (pegarnos entre nosotros y tan sólo ponernos de acuerdo para pegar al vecino), pero se supone que estamos en un siglo de luces, de libertad política, religiosa (de esto hablaré en otro momento), sexual e intelectual. Se supone (supongo) que somos gente moderna, avanzada y tolerante. Se supone, que somos capaces de manifestarnos, violenta o pacíficamente, por un bien común.
Sin embargo, no tenemos problema no ya en criticar o condenar otros puntos de vista, sino de desear que desaparezcan y ejercer esfuerzos en esa dirección. Recuerdo que hace un tiempo me uní a una manifestación con la que me sentía realmente identificado. Hasta que comenzaron con insultos y consignas políticas que me hicieron agachar las orejas (cosa curiosa en una manifestación que no tenía color), por si acababa linchado. También ví simbología que no iba en absoluto con el espíritu de la protesta, pero con la que no estaba de acuerdo.
No me molestaba especialmente la simbología, o las consignas. Lo que me molestó, fue la politización de la manifestación, que era una protesta pacífica en contra de algo que no me gustaba y que no tenía puto sentido politizar.

Por si alguien tiene alguna duda, nunca he sido demasiado democrático. Creo en las libertades de cada uno y de hecho las defendería con la vida, aunque no estuviera de acuerdo con él (sí, alguien decía algo similar, pero no recuerdo quién, lo siento (la frase creo que es: "Señor, no estoy de acuerdo con usted, pero daría mi vida para que pudiera tener la libertad de seguir expresándolo", o algo así)), pero cada año que pasa estoy cada vez más convencido de que la gente, como masa pensante, no tiene madurez para votar. O vota a lo que ha votado siempre, o vota a lo contrario que le jodió, pero no busca terceras opciones (vale, en España, no hay tampoco muchas terceras opciones realmente serias, pero ahora mismo, las dos primeras opciones no son serias tampoco). Con esto no digo que la gente individualmente sea lerda, porque no. Lo es la masa y ahí está el peligro, porque es la masa la que vota. El qué dirán cala muy directo en nosotros, queramos o no. Hay gente que se libera del yugo y es capaz de formarse una opinión propia y muy loable, esté o no de acuerdo con ella.
Pero no os asustéis, que yo sea poco democrático, no quiere decir que no vea que la gente lo que quiere es democracia, así que me amoldo a lo que dicte la mayoría (igual hasta sí que soy demócrata y no lo sabía). Lo único es que no se me ocurre un sistema menos malo, como dijo cierto estadista. De hecho, el problema no es el sistema. Nunca lo ha sido, realmente. Sino la gente, las personas que estaban dentro del sistema y esta gente (sí, antes salía de un estamento social distinto, pero ahora no hay razón) sale de entre nosotros. Lo que pasa es que parece que sean siempre lo peor de nuestra sociedad (yo creo que es un fiel reflejo, pero no voy a ahondar ahora por ahí).

Uf, creo que me estoy desviando un poco del tema. Veamos.
La opinión de cada uno, es sagrada, nos parezca correcta o no. Tratar de imponer la propia o peor, tratar de silenciar la otra, no es un acto de libertad de expresión, cómo algunos parecen creer. En absoluto lo es. No es una defensa del Estado, o una defensa del Pueblo. Es un ataque a la Sociedad en su conjunto.
No caigais nunca en un bajo ataque a otra persona que no piense como vosotros. Su opinión si está bien razonada, por mucho que joda, es tan válida. Si no lo está, hay que intentar que la razone antes de realizar un ataque directo.
Nuestra libertad acaba dónde comienza la del otro. Y la del otro es tan intocable cómo la propia. Recordadlo muy bien y mirad atrás de vez en cuándo. Mirad el río de muertos que dejamos en la historia por cuestiones parecidas. Por una vez, evitemos viejos errores y olvidemos viejas rencillas (sí, todos tenemos viejas rencillas por algún lado. Si soy capaz de hacer caso omiso, vostros también podréis), evitemos lo que hemos estado haciendo con nuestros hermanos durante tanto tiempo.

Leche, que desde que existe Estados Unidos hemos tenido cuatro o cinco guerras civiles de importancia, que parece que no salgamos del foso entre unas cosas y otras.

Pensad coño, pensad por vosotros mismos.

Soy un puto mentiroso...

... se suponía que ahora trataría de ceñirme a las entregas que tocan... En fin, os presento un relato corto que envié a no me acuerdo cuál concurso y que no llegó a nada. Así mantengo el blog vivo y me preparo para la entrada 200 que está al caer.



–Estoy aquí –la figura era alta y delgada, con el rostro oscurecido, hasta el punto de no distinguirse nada de él, ni siquiera su voz–. Es la hora.
–Sí, lo sé –él estaba sentado a los pies de la cama de su hija, observándola. Su mujer no se había despertado cuando se levantó–. Yo, eh. Creo que deberíamos ir fuera. No quiero que se despierte y lo vea.
–Lo comprendo, salgamos.
Ambas figuras salieron a la fresca noche, iluminada únicamente por el cielo estrellado. La ciudad entera dormía, mientras esperaba un nuevo día, un nuevo amanecer para continuar. Un amanecer que uno de sus vecinos no llegaría a ver.
–Supongo que te habrás despedido.
–Sí, a mi manera –sonrió amargo–. Para cuando despierten, ya habrá pasado todo.
–Sí –la figura no se movía nada en absoluto, pero era aterradora en aquella oscuridad–. ¿Recuerdas lo que te dije antes de pactar?
–”Tu vida por la de ella. Nada podrás hacer para salvarte, nada podrás hacer para impedirlo” –citó, arrancando las palabras del pasado–. “Pero lo intentarás.”
La espada pendía de su costado. Lista como siempre para darle un buen servicio. Sin embargo, no llevaba ni su escudo, ni su armadura. Pero se sentiría mejor empuñándola.
–Te dejé un año –siseó, sin apartar la vista de la espada–. No te culpo por intentarlo.
–¿A dónde me llevarás?
–No puedo decírtelo –la sombra vaciló. Mucho tiempo atrás, había sido tan real como el hombre que ahora desenvainaba lentamente delante suyo–. Pero no será malo. Bueno tampoco, pero te aseguro que no es un Infierno.
–No me puedo quejar, yo lo elegí.
–Tu vida, no sólo pagó la supervivencia de tu hija –aún tenía conciencia. Aún podía hacer un último favor sin pedir nada a cambio–. Sino también por su vida más allá de la enfermedad. Vivirá sana, feliz y por mucho tiempo.
–Me alegro, gracias –alzó la espada, dio el menor perfil posible y se preparó–. ¿Comenzamos?
–Sí, no tenemos mucho más tiempo.

Al día siguiente, la luz diurna comenzó a calentar las calles de tierra, evaporando el rocío. En un rincón de la calle, había una espada apoyada contra un hombre que estaba azúl y no se movía.


lunes, 24 de septiembre de 2012

Libertad 2. Dulce emancipación.

Segunda entrega del fanfic de Star Wars "Libertad". A partir de aquí y lo siento de veras, pero comenzamos con actualización semanal de este apartado. En todo caso, serán entregas más largas de lo habitual, espero. Un saludo a todos.



Caminaban con soltura entre la gente de mala catadura del Sector Azul. Aunque estaba plagado de criminales, a Ilvael nunca le había asustado entrar allí. Y si además llevaba la escolta de su hija y de Jeriaebrek, no habría rival en aquella zona. De hecho, le gustaba la zona. Estaba en su salsa
Siempre se había movido entre rufianes y en el Sector Azul estaba lo más granado del sector. Pero aunque también estuviera en plena campaña de reclutamiento para la pelta, no tenía pensado en ninguno de aquellos para contratarlo. Pretendía evitar puñaladas traperas. No obstante, mantenía un ojo atento a posibles incorporaciones. Siempre era posible encontrar a un conocido o a algún antiguo compañero.
-Papá, mira papá. -Se había desviado hasta uno de los tenderetes que habían en la calle de la Nave del Tesoro, a la que acababan de llegar. -Míralo al pobre...
El “pobre” era una suerte de lobo enorme, de pelaje grisáceo oscuro y aspecto amenazador, que tenía seis patas. Estaba, metido en una jaula, aunque quedaba claro que esta no tendría resistencia suficiente si se enfadaba
-Nena... ¿No te parece un poco peli...? -Comenzó Ilvael. -¡Nomaie!
Se había acercado sin miedo al animal, hasta agarrar uno de los barrotes con la mano izquierda. Se arrodilló y acercó la otra poco a poco. El “lobo”, que al principio había reculado asustado, ahora acercaba el hocico poco a poco, mientras echaba miradas recelosas a Nomaie y a su padre. Olisqueó la mano, la tocó suavemente con la nariz y bufó sonoramente. Comenzó a mover la cola.
-¿Nos lo podemos quedar? -El animal ya se acariciaba contra su mano y parecía más animado. -Míralo que majo es.
-Yo, eh...- Miró desesperado a Jeriaebrek, que había permanecido callado un buen rato. -Jeria, échame un cable.
-Ilva, el animal no da muestras de ser agresivo, pero si de haberlo pasado mal. Te recomiendo quedártelo. Míralo como un acto de caridad.
-Gracias por el apoyo tío. -La joven ya jugueteaba con el enorme can, que estaba visiblemente más contento. -¿Dónde estará el que lo vende?
-Hija, todavía no sabemos si lo ven...
Como si sonara una campana, el lobo se apartó de la mano y gruñó perceptiblemente. Miraba a alguien que se acercaba desde un tendero cercano y le gruñía con verdadero celo.
-¿Están interesados en la mercancía señores? ¿Les interesa este magnífico animal? -Apoyó la mano en la jaula. Justo en ese momento la mascota se acurrucó y pareció que algo le molestaba. -A mí me ha prestado mucho servicio, pero es muy amigable. Como han podido ver.
-Nos lo llevamos. ¿Cuánto es? -El antiguo maestro jedi se había adelantado. Rebuscaba en sus bolsillos, como buscando algo. -Pregunto que cuánto es.
-Pues serán tres mil... -Se quedó parado un momento. Pero continuó. -No, 500 créditos.
-Cóbramelo. -Jeriaebrek ya le había extendido el chip de créditos. -Ilvael, no pellizques coño.
-¡Gracias tío Jeria! -Nomaie estaba radiante. -Podremos llevarlo en la pelta.
-Genial, ahora me convertiré en esclavo del chucho. Gracias “amigo”.
-Mi viejo amigo, comprenderás la decisión que he tomado antes de lo que piensas. -Sonrió y guiñó un ojo. -Ahora debemos llevárnoslo, pero por suerte este amable señor nos regala también la jaula y los repulsores de transporte dónde la lleva.
-Por supuesto... Gracias por la compra.


Había logrado escapar a la vigilancia imperial de forma casi milagrosa, quemando su uniforme de asalto para evitar que los sabuesos lo localizaran. Había aprendido muy bien todos los temas referentes para escaramuzas en territorio imperial, tanto el combate en sí como la posterior huida en solitario si se hiciera necesario. Y vaya, aquello se hizo muy necesario.


Todo salió con el orden planeado. La célula se infiltraría en una instalación carcelaria y extraerían a cierto prisionero político, para llevarlo a salvo. Y mientras se encaminaban por las transitadas calles de Coronet, los detuvieron unos soldados de asalto. Sabían exactamente para qué habían sido enviados y les informaron que les iban a acompañar, sin disparos entre la multitud. Entregaron discretamente sus armas y los siguieron, hasta que los soldados los metieron en un discreto callejón. Allí, el sargento rebelde, oliendo a muerto decidió saltarse la acción diplomática y comenzó una trifulca, en la que cayó una cegadora al suelo aprovechando los que pudieron para hacer mutis por el foro y largarse.


Nunca supo que había ocurrido con sus compañeros y la misión, porque al acudir al punto de encuentro se topó con imperiales, a los que pudo esquivar gracias a que se había desecho ya del uniforme según la forma que le habían enseñado. Daba gracias por la instrucción. Sin ella habría acabado muerto, pero igualmente estaba sólo, sin amigos o conocidos cerca y sin ningún tipo de dinero o visado. Estaba verdaderamente jodido y buscaba una forma de salir de Corellia y volver al seno de la jovencísima Alianza Rebelde. Se enfadó. Aquella situación podría haberla evitado, pero quería acción. Podría haberse quedado tan tranquilo en uno de los cuarteles improvisados, ejerciendo de médico para la Alianza, sin arriesgarse, pero quería estar en primera línea, sentía que atrás no hacía todo lo posible. Maldita fuera su estampa.


Entre los callejones del Sector Azul se podía mantener más o menos a salvo, porque aunque cualquiera de los delincuentes podría pretender algo de él, disponía todavía de su bláster auxiliar. Y estaba más que dispuesto a usarlo. Lo que se preguntaba era que carajo iba a hacer en caso de que lo disparase.

Estaba tan paranoico que cuándo escuchó pasos cerca se metió en uno de los patios de viviendas de la zona, aparentando ser un vagabundo durmiendo. Pero su sospecha desapareció pronto cuándo vio que se trataba de dos twi'leks y un humano, escoltando una jaula con un perro enorme de seis patas. Aquella raza le sonaba, pero no sabía de qué. Se concentró en lo que decían, porque parecían discutir. La chica decía algo sobre abrir la jaula y los otros dos, bastantes más mayores le daban una serie de razones para no hacerlo. Ella replicaba de nuevo. Cuándo comenzaron a alejarse, toparon con una serie de cajas y barriles de cerveza vacíos, desechos de las cantinas y bares de la zona. Cuándo retiraban los desperdicios, el twi'lek empalideció perceptiblemente, hasta llegar a un tono rosado muy claro. Sin gritar, dejó las cajas en el suelo y se apoyó de cara a la pared mientras se masajeaba la espalda. Sin verlo, supo que apretaba los dientes y podía escuchar un lamento muy, muy bajo, pero sin oírlo. Porque sabía lo que le había pasado y lo mucho que dolía aquello. Así que sin saber muy bien que se creía que estaba haciendo, se encaminó en su dirección, poniendo una sonrisa muy, muy afable.

sábado, 22 de septiembre de 2012

¡El crucero Emancipador zarpa! "Libertad 1"

Con un poco de retraso, que llevo la semana embobado con mi sobrino. En dos o tres días, la siguiente entrega y a partir de ahí, una semanal fija. El tituló entre este primero y los siguientes cambiará a "Libertad" a secas.


                                                                
Libertad

                23 de Noviembre del año 18 Imperial. Ciudad de Coronet, capital de Corellia.

Coronet estaba radiante. Al menos así lo pensaba Ilvael, que volvía de despedir a Vílem, que se reincorporaba en una semana a la fragata Infranqueable y había salido esa misma tarde de viaje en su caza para darles alcance en el núcleo. Antes de irse, había resuelto unos trámites que le eran muy preciados al veterano artesano y contrabandista. Acababa de comprar su libertad y la de su hija con el dinero obtenido del cuantioso seguro de vida de un hombre que sólo existió sobre el papel, pues era una de las tapaderas del mercenario. “Termina un día estupendo” Pensó. “Tengo unas ganas terribles de decírselo a Nomaie”.

Festejaron la noticia junto con Jeriaebrek, que había ido de visita aprovechando que los últimos meses Vílem había recalado allí.

-Hay otra cosa que quiero que sepáis, pero iremos mañana, ahora es muy tarde. -dijo misterioso el Twi´lek.
-¿Qué es? -Nomaie estaba impaciente. Siempre que su padre se ponía en ese tono solía salir algo bueno. -¿Un caza? ¿Un caza fuerte y bien armado para tu hija, que tiene ganas de pilotar?
-No des la paliza Maie, ya lo verás mañana.
La joven siguió comiendo, contenta porque su padre era muy mal mentiroso.
-Ilva. ¿Se trata de otra idea de bombero? -Jeriaebrek había tenido que asistir a más de un invento extraño o sistema inestable. Se curaba en salud hablando de sorpresas con el artesano. -Te recuerdo el supercargador de la última vez.
-No, no, esta vez lo estoy cuidando al detalle, y no es un aparatito. -Puso una desagradable mueca al recordar. -Eso del supercargador ha sido un golpe bajo. No fue culpa mía.
-Si, ya. Por supuesto.
-Ahórrame el sarcasmo. ¿Quieres? Mañana lo veréis. Y os encantará.


Viajaban en el deslizador de Ilvael, siguiendo una vía poco conocida que los llevaba lejos de Coronet, a un pueblo que hacía muchísimos años había sido abandonado y ahora apenas quedaban ruinas que atestiguaran su existencia. Al oeste se podía ver una abrupta quebrada, que dividía el valle y le daba un aspecto que recordaba a las quebradas y cascadas de Naboo.

Los condujo por aquel despoblado, hasta que entrevió algo conocido y rebuscó entre los cascotes de una casa y pulsó algo que estaba en el suelo. Inmediatamente, se elevó un pequeño mando que tenía receptores de audio y vídeo. Ilvael acercó la cara.
-Gran colibrí.
Y un sonido como de campanita sonó, dejando ver justo a la derecha, una pieza del suelo que se movía, mientras el pequeño aparato volvía a su escondite.
-Ilva. ¿Qué demonios es este sitio? Jeriaebrek estaba sacando una linterna de su cinturón. -Está muy oscuro, con cuidado pequeña.
-Gracias tío.
-Guarda eso Jeria, no te va a hacer falta. ¡Luces! ¡Arrancad el sistema holgazanes!
Al final de la rampa de acceso, se podía ver una puerta que se abría en ese preciso instante. Se encendió el alumbrado y pudieron escuchar el siseo de múltiples computadoras poniéndose en marcha y chequeando sus sistemas.

Al entrar por la puerta apenas pudieron advertir el aspecto austero y blindado de aquél sitio. Las dos enormes trampillas que cerraban el acceso a aquél gigantesco lugar, debían dar con toda seguridad a una de las paredes verticales cercanas. Tampoco se fijaron en dos docenas de droides de mantenimiento que comenzaban a zumbar de acá para allá, unos sobre orugas, comprobando sistemas a ras de suelo y otros meciéndose suavemente en repulsores, para llegar a los puntos más largos. Desde luego, la feliz y enorme sonrisa de Ilvael Norath, artesano y contrabandista estaba fuera de su prioridad. Porque en el centro de aquella sala, ocupando un volumen importante del espacio, se encontraba una nave. Una nave enorme.



Desde luego lo que más llamaba la atención era el tamaño. Cuándo salieron de su primer asombro, pudieron analizar algunas cosas más. Por ejemplo la semejanza de la proa con el puente de las corbetas corellianas, que tenía un aspecto ancho e imponente, a pesar de los colores diluidos y la estrella imperial que se podía ver en un lado, desdibujada por el uso y los años.

-Ilvael. Esto... Esto es una fragata Pelta. -Dijo el antiguo jedi. Estaba boquiabierto. -Una Pelta. Serví en una.
-Si, es una Pelta.
-Pero, pero, pero... ¿De dónde papá? -Nomaie había acertado a medias, pero nunca se había imaginado hasta que punto podía acercarse. -Pero si las fragatas no pueden ser adquiridas...
-Lo sé. -Su sonrisa se ensanchó, ocupando su redonda cara, los lekku bailaron. -Y no la he adquirido.
-Ilva, dime que esta no es aquella. El maestro estaba serio y recuperaba la compostura. -Dime que no es la de Viranti...
-Esa fue desguazada. Sentaos que os explique.
Dos droides trajeron sillas para los tres y continuaron su labor. Ilvael les contó cómo había encontrado aquél hangar abandonado y cómo buscó al dueño y tras una dura investigación, supieron que estaba muerto y sin descendencia u otros que pudieran heredar. Les dijo que el hangar se lo había quedado el gobierno, y lo había puesto a subasta, pero que nadie quería un antiguo hangar en una zona despoblada y sin ciudades o tiendas siquiera. Así que lo compró bajo la tutela legal de Vílem y al abrirlo, encontró la sorpresa. Según los registros, la nave había sido convertida en transporte armado de escolta, pero que fue retirada y comprada por un particular.
-... pero murió y dado que según contrato, estipula que cualquier bien que encuentre será mio legalmente, pues ea. -Se rascó la barbilla y sonrió levemente, en una mueca de triunfo. -Comencé a trabajar en ella, con la ayuda de estos droides, comprados o directamente encontrados por aquí.
-Bien, ya nos lo has explicado papá... -Nomaie seguía sin salir del asombro. Y la cantidad de casualidades no ayudaba. -¿Y qué pretendes hacer con ella?
-Mejor dicho. ¿Qué has hecho ya con ella? -Jeriaebrek conocía muy bien al twi'lek y sabía que aquello podía ser otra de sus aventuras. -Porque le has hecho algo.
-Por supuesto que le he hecho algo. Después de descubrirla, conecté de nuevo a los droides de trabajo, pero cambié su programa. -Cogió el datapad de su bolsillo y revisó los datos que le ofrecía. -A estas alturas ya han terminado de construir la bahía del hangar y de reorganizar el espacio de carga -Sólo falta calibrar el motor para conseguir más potencia e instalar los nuevos componentes que tengo planeado comprar esta semana.
-¿Pero para qué? -La pregunta la hicieron ambos al unísono.
-Mirad. Aunque Corellia mantiene una cierta independencia, sigue rindiendo pleitesía al Impero. Si nos quedamos mucho tiempo en un mismo sitio, se acabarán fijando. Y aunque haya comprado mi libertad, nos la pueden revocar.
-¿Y qué harás? ¿Ir de un lado a otro, sin asentarte en ninguna parte?
-Si, eso mismo. -Su color enrojeció un poco, picado. -¿Acaso tenemos algo que nos ate?
-¿Acaso vas a darle a Nomaie una vida de vagabundeo? -Continuó con su exposición con vehemencia. -¿Qué hay de su vida? ¿Qué hay... de...?
Se interrumpió al verle la cara a la joven. Estaba mirando más allá de los gruesos muros del hangar, pensando en las posibilidades de todo aquello. Sonreía.
-Bueno, desde luego a mi hija no parece hacerle tan poca ilusión. -Se estiró en la silla hasta que pudo escucharse un crujido que le hizo estremecerse. -¡Ay! ¡Suputamadre!
-Je, si te parece poco, tu cuerpo comienza a decirte que no estás para estas cosas...
-No me jodas Jeria, no me jodas. Es el puto cabrón de Vílem, que practicando me ha pegado una buena y todavía duele.
-Espero que no seas tan nerf como para no haber ido todavía al médico.
-Muy gracioso. Mañana iré a buscar a uno. Con todo el zipizape no he tenido oportunidad.
-Entonces... ¿Te vas de Coronet? ¿Abandonáis el sistema?
-Definitivamente.
-En serio. ¿No queda algo aquí?
-Vílem está facturado a su destino en el Infranqueable, Nomaie apenas tiene amigos, porque la xenofobia aumenta y nadie quiere que le acusen de tal o cuál... -La miró. Continuaba soñando despierta. -El profundo y frío espacio es tan adecuado como la bella y despiadada Coronet.


lunes, 17 de septiembre de 2012

Nuevo Lánderer en el mundo y anuncio de Escritura en Directo.

Bueno, no me voy a extender demasiado, porque estoy que me caigo de sueño, que ha sido una noche y un día de locura.





¡¡SOY TÍOOOOOOOOOOOO!!




Pues eso, que hace unas cuantas horas que mi ahijado Carlos ya ha llegado a este dichoso mundo, dando clarísimas muestras de ser de la familia. Yo estoy que no quepo en mí ahora mismo.



De paso, os comento que mañana a partir de las once del medio día, si no pasa nada, estaré continuando la siguiente entrega de Folgore directamente desde Google Docs. Con el siguiente enlace, podréis entrar y comentar distintos puntos y creo que si disponéis de cuenta, chatear conmigo en el momento. Quiero probar el tema y se me ha ocurrido que se podría intentar así.

Si no pudiera, lo dejaría avisado. El enlace es el siguiente:
Folgore
Un gran saludo a todos.

viernes, 7 de septiembre de 2012

Reseñas y un pequeño anuncio.

Muy buenas a todos. Hacía tiempo que no me ponía un poco serio por estos lares excepto para quejarme. Así que para quitar un poco de costumbre y que no se diga que soy un anciano quejicoso, pues os dedico algunas páginas de esas que visito habitualmente. De algunas ya os he hablado, de otras no y alguna seguro que la conocéis.

De parte de mi buen amigo el Narrador de Antagis, tres blogs que seguro encontraréis interesantes:

Los Chismes del Narrador
; dónde cuelga resúmenes de partidas de rol, reseñas a libros o películas y además expone sus avances en el Sistema del Dodecaedro, usado en sus partidas, junto con extensos datos acerca de su mundo de juego. Supongo que no hace falta decir que cada dos semanas más o menos, nos reunimos para jugar (hablar) y rolear (comer doritos) durante un buen rato.
El Escudo de las Tormentas
; allí nos escribe sobre sus proyectos literarios desde hace tiempo, al principio únicamente del "Escudo de las Tormentas" pero ahora sobre varios proyectos más.
Epítome Clásica
; el Narrador no se detiene ante nada y ahora analiza las obras clásicas. Especialmente adecuado si alguien quiere aprender entreteniéndose sin tener que leer dichas obras (que a veces se hace largo, reconozcámoslo).

A
Platov lo conocéis muchos de vosotros, por no decir todos, pero aún así no está de más indicaros que ha creado un blog en Blogspot: El Correo del Atamán; vuestro cosaco favorito os escribirá relatos, hablará sobre su mundo de fantasía; el Orbe y además traerá hasta vuestros ojos muy variadas reseñas históricas.

De una galaxia muy, muy lejana, os traigo a un artistazo: Lord Reinhart, que solía jugar al Star Wars Galaxies en tiempos, también escribió las historias de sus personajes. En
la Esperanza Imperial encontraréis imágenes y algunos dibujos, algún vídeo promocional de cuándo el juego aún existía y sobre todo sus relatos, que no son para desperdicio ninguno.
Además, este servidor lleva escribiendo un tiempo en Fanfic de Star Wars y en algunos puntos de la historia, aparecerán Ayllenia Reinhart y su prima Eysenna, las protagonista de la novela fanfic interactuando con mi personaje.

Ahora, webcómics:


De la mano del maestro
Ensis, que no necesita presentación, nos llega recién estrenado el cómic La guerra de la oreja de Jenkins que tratará cómo os podéis imaginar de ese conflicto que enfrentó a España e Inglaterra en una nueva guerra.

Por parte de
blacksanz, Ravenlord que hace ya un cierto tiempo que se publica. Toñas, sangre, magia negra y cuervos con un joven cómo protagonista.

Rata
(no me puede saber mal llamarlo así, pero es que me entra raro) crea
Art 88-46
y no se queda corto. Ciencia ficción y aventuras, con ¿Ordenadores? ¿Navíos espaciales? ¿Bichos gigantescos extraterrestres? A mí me conquistó con una página y no creo que tenga nada más que decir.

Blade Runner
: Se trata de una adaptación de la película, traída porLuN, que no deja indiferente a nadie. Deckard vuelve a enfrentarse a la amenaza de los Replicantes.

Ahora un cómic que va sobre algo sobre lo que jamás leería un cómic. La leyenda de Zelda no es un vídeojuego al que haya jugado jamás, pero no me ha gustado nunca el aspecto de su personaje protagonista. En
The Legend of Zelda: El Rey no es así y lo agradezco. Lo descubrí y lo sigo incansable, aunque no estoy tan comentarista cómo me gustaría.


Y ya está. Me parece un buen tocho de relleno para que conozcáis a algún amigo o para que sepáis los cómics que me tiran últimamente.


El anuncio es algo que ya tenía ganas de comentar; especialmente porque supone una mejora para la Senda del Aventurero, después de estos meses tan malos. Por fín me retiran cierta pastillita y en algo menos de un mes, aunque estaré prácticamente sin tiempo sí que estaré mucho más activo y animado que hasta ahora y eso lo notaréis (espero) en el ritmo de entrega de cada entrada.


Un saludo pues, a todos esos estupendos seguidores que me leéis los relatos y las opiniones que suelto de vez en cuándo. Gracias a todos.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Sniper Alley (4).

Los tres estaban en una posición muy delicada. Barega mantenía con su enorme fuerza a Dean, que no dejaba de retorcerse para escapar del implacable abrazo del gigantón. Hermann, por su parte, buscaba cualquier resquicio para disparar sin herir a su empleado, cosa no tan complicada si no fuera porque el PKM estaba ahí, a la vista. Si hubiera querido, se habría apostado y les habría disparado al entrar. O antes de entrar, desde la ventana. Mientras Barega gritaba palabras con sentido y algunas que no tenían tanto, el alemán se concentró en su aspecto. Era enorme, cosa evidente y muy oscuro de piel a pesar del polvo, aunque no negro. Tal vez un hispano, pero aquél acento no le sonaba. De medio oriente, concluyó, no muy seguro. Con un poco de suerte sería israelí.
–¡Cálmate! –dijo Hermann, en inglés, esperanzado.
Barega puso cara de sorpresa y su brazo se aflojó ligeramente.
–Menos mal, podemos hablar –dijo el gigantón, aliviado claramente–. Voy a soltar y me alejaré un paso. No voy a dispararos.
Dean se soltó con un bufido y le apuntó sin miramientos con el lanzagranadas.
–Muy bien, podemos bajar las armas –comentó Hermann, mientras bajaba el fusil, algo más tranquilo–. Dean, he dicho que bajamos las armas.
El norirlandés resopló y obedeció. Siguió observando furibundo.
–Siento el espectáculo –dijo Barega, con un acento extraño, cercano al australiano, aunque con dejes sudafricanos–. Me llamo Barega y me han contratado para escoltar a un grupo de personas fuera de la ciudad y me está costando porque ya somos siete. Y cuesta controlarlos porque algunos se odian entre sí y no domino el idioma de por aquí.
–¿Y qué quieres? ¿Ayuda? –dijo Dean, despectivo–. No podemos ayudarte, estamos ocupados.
–Estamos buscando a una dama –comento el mercenario, en suave inglés–. Se trata de Ljubica Darko. Nos envía su marido a por ella, pero sólo sabemos que está en un edificio de radio local. Mandó un mensaje entrecortado hace unos días.
–La conozco. La protejo, cómo a los otros –sonrió el aborigen, encantado por el giro de acontecimientos–. ¡Venid! Si tenéis radios podremos enviar un mensaje.
Cogió el PKM y se acercó a la escalera, sin notar que ambos estaban asombrados por la noticia. Se dio la vuelta y les apremió, contento.

El lugar estaba a poca distancia de dónde habían conocido al australiano. Dentro, entre cascotes y sentados en colchones sucios, malvivían 6 personas. Dos mujeres, tres hombres y un niño. De las mujeres una era serbia, el resto, bosnios. Barega los presentó y Ljubica lloró de alegría al saber que su marido le había enviado ayuda. Más se alegró al saber que Dean transportaba una radio operativa para poder avisar en caso de que se hiciera imprescindible salir de allí.

Al principio los momentos de tensión estuvieron más que servidos. Los bosnios se creían abandonados por la serbia, con la que habían compartido las escasas provisiones, la preciada agua, que escaseaba. Sin embargo, Barega dejó de dar explicaciones cuándo Hermann le advirtió que los estaba confundiendo más, debido a su pobre dominio del idioma local. El alemán les explicó que estaba acordado que les enviarían un helicóptero para evacuar y había espacio de sobra para todos, así que nadie iba a ser abandonado allí. Pero todos debían obedecer las órdenes de los tres mercenarios, sin rechistar, pues la supervivencia de todos dependía de eso.
Cuándo comenzó a atardecer, salieron a buscar formas de pasar al edificio contiguo, que era más o menos de la misma altura, pero sin la molesta antena, que evitaría una recogida segura. Después de la exploración, que no tuvo incidentes, decidieron que pasarían de un tejado al otro, para evitar todo lo posible la calle y que se trasladarían aquella misma noche.





Vuelvo a la carga con Hermann, Dean y Barega, tres de los protagonistas de "Sueño Africano", el cuál podréis disfrutar dentro de un tiempo dibujado por mano de blacksanz.
Poco he de comentar hoy, excepto que de momento, seguiré con Sniper Alley hasta su fín y después haré lo mismo con "la Última Batalla" y si estoy de ánimo con "Él", que ya toca.