sábado, 22 de septiembre de 2012

¡El crucero Emancipador zarpa! "Libertad 1"

Con un poco de retraso, que llevo la semana embobado con mi sobrino. En dos o tres días, la siguiente entrega y a partir de ahí, una semanal fija. El tituló entre este primero y los siguientes cambiará a "Libertad" a secas.


                                                                
Libertad

                23 de Noviembre del año 18 Imperial. Ciudad de Coronet, capital de Corellia.

Coronet estaba radiante. Al menos así lo pensaba Ilvael, que volvía de despedir a Vílem, que se reincorporaba en una semana a la fragata Infranqueable y había salido esa misma tarde de viaje en su caza para darles alcance en el núcleo. Antes de irse, había resuelto unos trámites que le eran muy preciados al veterano artesano y contrabandista. Acababa de comprar su libertad y la de su hija con el dinero obtenido del cuantioso seguro de vida de un hombre que sólo existió sobre el papel, pues era una de las tapaderas del mercenario. “Termina un día estupendo” Pensó. “Tengo unas ganas terribles de decírselo a Nomaie”.

Festejaron la noticia junto con Jeriaebrek, que había ido de visita aprovechando que los últimos meses Vílem había recalado allí.

-Hay otra cosa que quiero que sepáis, pero iremos mañana, ahora es muy tarde. -dijo misterioso el Twi´lek.
-¿Qué es? -Nomaie estaba impaciente. Siempre que su padre se ponía en ese tono solía salir algo bueno. -¿Un caza? ¿Un caza fuerte y bien armado para tu hija, que tiene ganas de pilotar?
-No des la paliza Maie, ya lo verás mañana.
La joven siguió comiendo, contenta porque su padre era muy mal mentiroso.
-Ilva. ¿Se trata de otra idea de bombero? -Jeriaebrek había tenido que asistir a más de un invento extraño o sistema inestable. Se curaba en salud hablando de sorpresas con el artesano. -Te recuerdo el supercargador de la última vez.
-No, no, esta vez lo estoy cuidando al detalle, y no es un aparatito. -Puso una desagradable mueca al recordar. -Eso del supercargador ha sido un golpe bajo. No fue culpa mía.
-Si, ya. Por supuesto.
-Ahórrame el sarcasmo. ¿Quieres? Mañana lo veréis. Y os encantará.


Viajaban en el deslizador de Ilvael, siguiendo una vía poco conocida que los llevaba lejos de Coronet, a un pueblo que hacía muchísimos años había sido abandonado y ahora apenas quedaban ruinas que atestiguaran su existencia. Al oeste se podía ver una abrupta quebrada, que dividía el valle y le daba un aspecto que recordaba a las quebradas y cascadas de Naboo.

Los condujo por aquel despoblado, hasta que entrevió algo conocido y rebuscó entre los cascotes de una casa y pulsó algo que estaba en el suelo. Inmediatamente, se elevó un pequeño mando que tenía receptores de audio y vídeo. Ilvael acercó la cara.
-Gran colibrí.
Y un sonido como de campanita sonó, dejando ver justo a la derecha, una pieza del suelo que se movía, mientras el pequeño aparato volvía a su escondite.
-Ilva. ¿Qué demonios es este sitio? Jeriaebrek estaba sacando una linterna de su cinturón. -Está muy oscuro, con cuidado pequeña.
-Gracias tío.
-Guarda eso Jeria, no te va a hacer falta. ¡Luces! ¡Arrancad el sistema holgazanes!
Al final de la rampa de acceso, se podía ver una puerta que se abría en ese preciso instante. Se encendió el alumbrado y pudieron escuchar el siseo de múltiples computadoras poniéndose en marcha y chequeando sus sistemas.

Al entrar por la puerta apenas pudieron advertir el aspecto austero y blindado de aquél sitio. Las dos enormes trampillas que cerraban el acceso a aquél gigantesco lugar, debían dar con toda seguridad a una de las paredes verticales cercanas. Tampoco se fijaron en dos docenas de droides de mantenimiento que comenzaban a zumbar de acá para allá, unos sobre orugas, comprobando sistemas a ras de suelo y otros meciéndose suavemente en repulsores, para llegar a los puntos más largos. Desde luego, la feliz y enorme sonrisa de Ilvael Norath, artesano y contrabandista estaba fuera de su prioridad. Porque en el centro de aquella sala, ocupando un volumen importante del espacio, se encontraba una nave. Una nave enorme.



Desde luego lo que más llamaba la atención era el tamaño. Cuándo salieron de su primer asombro, pudieron analizar algunas cosas más. Por ejemplo la semejanza de la proa con el puente de las corbetas corellianas, que tenía un aspecto ancho e imponente, a pesar de los colores diluidos y la estrella imperial que se podía ver en un lado, desdibujada por el uso y los años.

-Ilvael. Esto... Esto es una fragata Pelta. -Dijo el antiguo jedi. Estaba boquiabierto. -Una Pelta. Serví en una.
-Si, es una Pelta.
-Pero, pero, pero... ¿De dónde papá? -Nomaie había acertado a medias, pero nunca se había imaginado hasta que punto podía acercarse. -Pero si las fragatas no pueden ser adquiridas...
-Lo sé. -Su sonrisa se ensanchó, ocupando su redonda cara, los lekku bailaron. -Y no la he adquirido.
-Ilva, dime que esta no es aquella. El maestro estaba serio y recuperaba la compostura. -Dime que no es la de Viranti...
-Esa fue desguazada. Sentaos que os explique.
Dos droides trajeron sillas para los tres y continuaron su labor. Ilvael les contó cómo había encontrado aquél hangar abandonado y cómo buscó al dueño y tras una dura investigación, supieron que estaba muerto y sin descendencia u otros que pudieran heredar. Les dijo que el hangar se lo había quedado el gobierno, y lo había puesto a subasta, pero que nadie quería un antiguo hangar en una zona despoblada y sin ciudades o tiendas siquiera. Así que lo compró bajo la tutela legal de Vílem y al abrirlo, encontró la sorpresa. Según los registros, la nave había sido convertida en transporte armado de escolta, pero que fue retirada y comprada por un particular.
-... pero murió y dado que según contrato, estipula que cualquier bien que encuentre será mio legalmente, pues ea. -Se rascó la barbilla y sonrió levemente, en una mueca de triunfo. -Comencé a trabajar en ella, con la ayuda de estos droides, comprados o directamente encontrados por aquí.
-Bien, ya nos lo has explicado papá... -Nomaie seguía sin salir del asombro. Y la cantidad de casualidades no ayudaba. -¿Y qué pretendes hacer con ella?
-Mejor dicho. ¿Qué has hecho ya con ella? -Jeriaebrek conocía muy bien al twi'lek y sabía que aquello podía ser otra de sus aventuras. -Porque le has hecho algo.
-Por supuesto que le he hecho algo. Después de descubrirla, conecté de nuevo a los droides de trabajo, pero cambié su programa. -Cogió el datapad de su bolsillo y revisó los datos que le ofrecía. -A estas alturas ya han terminado de construir la bahía del hangar y de reorganizar el espacio de carga -Sólo falta calibrar el motor para conseguir más potencia e instalar los nuevos componentes que tengo planeado comprar esta semana.
-¿Pero para qué? -La pregunta la hicieron ambos al unísono.
-Mirad. Aunque Corellia mantiene una cierta independencia, sigue rindiendo pleitesía al Impero. Si nos quedamos mucho tiempo en un mismo sitio, se acabarán fijando. Y aunque haya comprado mi libertad, nos la pueden revocar.
-¿Y qué harás? ¿Ir de un lado a otro, sin asentarte en ninguna parte?
-Si, eso mismo. -Su color enrojeció un poco, picado. -¿Acaso tenemos algo que nos ate?
-¿Acaso vas a darle a Nomaie una vida de vagabundeo? -Continuó con su exposición con vehemencia. -¿Qué hay de su vida? ¿Qué hay... de...?
Se interrumpió al verle la cara a la joven. Estaba mirando más allá de los gruesos muros del hangar, pensando en las posibilidades de todo aquello. Sonreía.
-Bueno, desde luego a mi hija no parece hacerle tan poca ilusión. -Se estiró en la silla hasta que pudo escucharse un crujido que le hizo estremecerse. -¡Ay! ¡Suputamadre!
-Je, si te parece poco, tu cuerpo comienza a decirte que no estás para estas cosas...
-No me jodas Jeria, no me jodas. Es el puto cabrón de Vílem, que practicando me ha pegado una buena y todavía duele.
-Espero que no seas tan nerf como para no haber ido todavía al médico.
-Muy gracioso. Mañana iré a buscar a uno. Con todo el zipizape no he tenido oportunidad.
-Entonces... ¿Te vas de Coronet? ¿Abandonáis el sistema?
-Definitivamente.
-En serio. ¿No queda algo aquí?
-Vílem está facturado a su destino en el Infranqueable, Nomaie apenas tiene amigos, porque la xenofobia aumenta y nadie quiere que le acusen de tal o cuál... -La miró. Continuaba soñando despierta. -El profundo y frío espacio es tan adecuado como la bella y despiadada Coronet.


No hay comentarios:

Publicar un comentario